Un día en la Universidad de Waseda. Tras una rapida colada y el desayuno, nos vamos hacia Waseda. Los despachos son muy grandes, y en el de Noe caben fácilmente 4 personas: está la sección de “despacho”, pero también una gran mesa en la que pueden sentarse a trabajar fácilmente 6 personas. Este probablemente está destinado a que el profesor-sensei puede discutar con los estudiantes y los invitados. Noe y Samuel se ponen a trabajar, los niños alternan entre el aprendizaje de un poco de escritura kanji, la lectura y su cuaderno de diario.
A mediodía, o más bien a las 14 horas, vamos a la cafetería. La elección del plato y el pedido van bien, pero en la caja nos hacen una pregunta difícil de identificar. Después de algunos esfuerzos, entendemos que tenemos que responder si somos o no miembros del COOP de Waseda (no, por supuesto). Las normas anticovid son estrictas. Hay platos de plexiglás en todas las mesas, y se nos pide que no hablemos durante la comida para evitar la contaminación, y que nos escondamos en cuanto se acabe la comida.
Regreso a la oficina pasando por el café central de la uni. Como los niños no consumen, no son bienvenidos, así que terminamos rápidamente los cafés. Tras una hora y media de trabajo, y una llamada infructuosa al lugar de entrenamiento de Sumo, Gadea, Eyquem y Samuel salen a explorar el barrio, y especialmente los parques. Comenzamos con el Jardín Okuma, que es el parque universitario. Luego vamos al Parque Kansen-en. Por el camino, descubrimos la última terminal del tranvía tokiota, un tranvía que vimos en acción hace unos días. Comienza a caer una ligera lluvia.
Después del parque Kansen-en, pasamos por el templo Ana-hachimangu, que habíamos visitado por la tarde durante nuestra primera noche en Tokio. Dos tayakis como tentempié, y vuelta a la oficina. De vuelta a casa, donde el reto será hacer funcionar la olla arrocera, ya que hemos planeado una comida casera.
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