Hoy está lloviendo. La temporada de lluvias fue la más corta de la que se tiene constancia este año, y se batieron récords de calor en las últimas semanas… pero de repente, en una rareza para la temporada, se abrió un frente lluvioso. Después de una mañana estudiosa, partimos hacia Shibuya (y un sello más). La lluvia se ha parado. Atravesamos una sección que no habíamos visto antes. El objetivo: llegar a la tienda de Louis Vuitton, no para comprar bolsos u otros artículos de lujo, sino para ir al espacio Louis Vuitton en la fundación Louis Vuitton. El artista estadounidense Rashid Johnson expone una obra titulada “Plateaus”.
Entramos en la tienda, pasamos el control de temperatura y pasamos las manos al alcohol que nos ofrece el anfitrión. Hay que notar que ambas cosas las hacemos cuando entramos en muchos sitios, ya no lo menciono, porque se ha convertido en una costumbre. Se supone inmediatamente que estamos allí por el arte y se nos muestra el camino hacia el ascensor. Subimos al sexto piso. Una señora nos da la bienvenida y nos explica que está permitido hacer fotos, pero no tocar. Frente a nosotros hay una estantería bastante grande con plantas tropicales, esculturas de manteca de karité, libros (casi siempre los mismos). Rashid Johnson explica (por escrito, y luego en una entrevista en vídeo) que se trata de una escultura etnográfica que pone de manifiesto elementos importantes para su familia: África, Estados Unidos, política, filosofía… Es muy interesante. Desde el espacio, la vista de Omotesando es impresionante.
Luego paseamos un poco más por Omotesando y tomamos el metro en hora punta para volver a casa.
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